viernes, 26 de octubre de 2007

LA Woman

He querido exorcizar esa imagen por años. Una mujer rubia de piernas largas, totalmente desnuda, se encuentra de pie en la esquina de 9th y Flower en el centro de Los Ángeles, es mediodía. Tiene la cabeza caída sobre el pecho, está inmóvil, se cubre la mitad del torso abrazando lo que parece ser un suéter. En esa equina no hay edificios, detrás de la mujer no hay paredes, se extiende la superficie plana de un estacionamiento vacío. El contraste entre la mujer sobre la que brilla el sol, su indefensión y el lejano fondo sombreado de las calles es muy grande. Es la soledad. Ella es la soledad.

Nosotros íbamos en carro. Un amigo manejando y yo. Le dije que la ayudáramos. Creo que le dije, quiero recordar que le dije que la ayudáramos. Él contestó que no, que nos meteríamos en problemas. Lo que sí recuerdo claramente es que no insistí. Quizás por eso quiero exorcizarla de mi mente, porque no insistí, porque tuve miedo.


Había visto a esa mujer unos días antes, cerca de un bar en Grant en la mañana. Llevaba una falda recta gris. Sus piernas, atractivas, sin medias, se veían maltratadas.


Suponiéndo que fuera prostituta, con más razón necesitaba ayuda.


Never saw a woman
So alone, so alone.
So alone, so alone.
...just another lost angel

LA Woman -Jim Morrison